sábado, 1 de octubre de 2011

Insolencia.

Te miro. Me miras. Vuelves a poner esa cara de carnero degollado, ¿para qué? No lo sé. Me trae sin cuidado. Ha pasado tiempo. ¿Cuánto, 8 meses? No, todavía no es suficiente para curar mis heridas. Te paseas por tu zona, acompañada de tu séquito de arpías que miran desafiantes a la multitud para averiguar cuál será su próxima presa.
Apartas la mirada, avergonzada. Sabes que lo que hiciste estaba mal. ¡Éramos íntimas amigas, lo destrozaste todo! Intentaste hundirme, pero sigo aquí, lo que demuestra dos cosas; que no lo conseguiste, o que soy una superviviente nata. No sabes cuántas tardes me las pasé llorando, olvidando tu sonrisa de suficiencia y orgullo. Lo habías logrado, me dejaste sola. Y ella, ella también me traicionó. Lo sabíais todo de mí, hasta el último secreto. Confiaba en vosotras. Lo jodisteis, lo jodisteis todo. Pero, ya sabéis lo que dicen. Life goes on.

No hay comentarios:

Publicar un comentario